Se levantó un día soleado en la Riviera Maya y decidimos coger un ferry hasta la Isla de Cozumel. Nos dirigimos al embarcadero y allí mismo, en unas taquillas, compramos los billetes.
Al llegar al puerto de Cozumel te asaltan decenas de personas ofreciendote hoteles, alquilar coche, scooter, excursiones, etc. Nosotros alquilamos una scooter y le preguntamos al del Rent a Car que nos aconsejara una playa bonita. Nos habló de una playa llamada Playa Palancar. Llegamos a la playa y allí tienes un parking y un restaurante tipo chiringuito donde comer o tomar una cerveza. También hay un club de buceo.
La playa era preciosa, hasta entonces la mejor que habiamos visto, la poca gente que había se concentraba incompresiblemente en la playa junto al chiringuito, nosotros nos fuimos unos 500 metros más allá, detras de un pequeño muelle, donde estuvimos completamente solos todo el tiempo. Luego para comer nos acercamos al chiringuito donde comimos muy bien, aunque no fue barato.
Por la tarde regresamos a Playa del Carmen y en el hotel ya nos habían comentado el primer día que nos podíamos quedar con la condición que nos tenían que cambiar de habitación este día, ya que la tenían reservada para un grupo organizado. Nos dieron una especie de bungalow, más modesto que la habitación, pero a cambio estaba en la misma playa. Cuando ya nos acomodamos a media tarde, vimos que de vecino teniamos a un brasileño que estaba de charla con dos holandesas. Más tarde cuando se fueron las holandesas, estuvimos hablando con él. El tio era todo un personaje, era representante de joyas, aunque Merce no lo tenía muy claro. Nos comentó que estaba de viaje de trabajo en Mejico D.F, pero como tenía unos dias libres, los había aprovechado para pasarlos en la costa caribeña.
Más tarde fuimos de nuevo a la fiesta del hotel y nos encontramos con el brasileño vecino de bungalow. Pasamos un buen rato con él, de juerga hasta la madrugada. Nos invitó a que lo visitaramos las próximas vacaciones en Porto Alegre (Brasil), pero al final entre copa y copa se nos olvidó pedirle el email y se marchaba temprano al día siguiente.
Al llegar al puerto de Cozumel te asaltan decenas de personas ofreciendote hoteles, alquilar coche, scooter, excursiones, etc. Nosotros alquilamos una scooter y le preguntamos al del Rent a Car que nos aconsejara una playa bonita. Nos habló de una playa llamada Playa Palancar. Llegamos a la playa y allí tienes un parking y un restaurante tipo chiringuito donde comer o tomar una cerveza. También hay un club de buceo.
La playa era preciosa, hasta entonces la mejor que habiamos visto, la poca gente que había se concentraba incompresiblemente en la playa junto al chiringuito, nosotros nos fuimos unos 500 metros más allá, detras de un pequeño muelle, donde estuvimos completamente solos todo el tiempo. Luego para comer nos acercamos al chiringuito donde comimos muy bien, aunque no fue barato.
Por la tarde regresamos a Playa del Carmen y en el hotel ya nos habían comentado el primer día que nos podíamos quedar con la condición que nos tenían que cambiar de habitación este día, ya que la tenían reservada para un grupo organizado. Nos dieron una especie de bungalow, más modesto que la habitación, pero a cambio estaba en la misma playa. Cuando ya nos acomodamos a media tarde, vimos que de vecino teniamos a un brasileño que estaba de charla con dos holandesas. Más tarde cuando se fueron las holandesas, estuvimos hablando con él. El tio era todo un personaje, era representante de joyas, aunque Merce no lo tenía muy claro. Nos comentó que estaba de viaje de trabajo en Mejico D.F, pero como tenía unos dias libres, los había aprovechado para pasarlos en la costa caribeña.
Más tarde fuimos de nuevo a la fiesta del hotel y nos encontramos con el brasileño vecino de bungalow. Pasamos un buen rato con él, de juerga hasta la madrugada. Nos invitó a que lo visitaramos las próximas vacaciones en Porto Alegre (Brasil), pero al final entre copa y copa se nos olvidó pedirle el email y se marchaba temprano al día siguiente.
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